09 agosto 2016

Escuadrón Suicida: Mal que bien

Los tres estrenos de este año a los que les tenía más ganas, pasado Batman v Superman, son (en ese orden), Doctor Extraño, Rogue One y Escuadrón Suicida. Aunque nunca he sido un gran seguidor de las aventuras del equipo de Belle Reve (particularmente en los últimos tiempos), sí que seguí las historias de Ostrander del 88 y me acercaba a ellos cada vez que cruzaban sus caminos con los grandes arcos de DC de los 80, particularmente "Legends", "Millenium" e "Invasion!", y por la información que sobre ellos aparecía en el juego de rol DC Heroes.

Para mí, por tanto, el Escuadrón representaba una parte del universo DC muy particular, más sucia, más humana, más militarizada, pero que estaba en permanente contacto con el resto de ese mundo, tanto mediante personajes como Boomerang o Encantadora, con historias o poderes relacionados con los más habituales superhéroes de la casa, como con esas historias en las que interactuaban con el Joker, las Female Furies o la base de los Manhunters. 


Ese es uno de los factores positivos de la película Suicide Squad (2016) que acaba de estrenarse en nuestras pantallas: resulta creíble, pese a sus codigos particulares, como un rincón diferente pero entrelazado, del Universo cinematográfico DC. A veces de formas evidentes, como el nacimiento del Escuadrón a partir de la ausencia de Superman provocada por BvS o las detenciones de Deadshot, Harley Queen y Capitán Boomerang. Otras, en aspectos más sutiles: nombres de ciudades, marcas, anuncios, referencias al Escuadrón como Task Force X, a ARGUS o al Team 7. Y en ocasiones, con guiños arealmente sutiles, como la escena final post-créditos del film, que parece una sencilla conexión con la futura película de la Justice League pero que contiene vínculos con el nº 10 del cómic del Escuadrón (Febrero de 1988), en el que Amanda Waller amenaza a Batman con descubrir su identidad secreta si interfiere con su equipo.

La base fan (o el respeto por el material original, refundido a su propia manera), por tanto, está ahí. Este Escuadrón no es enviado a luchar contra el supervillano de turno ni a resolver la crisis, sino a cumplir su propia misión de extracción y marcharse. Amanda Waller es una hija de puta de cuidado, egoista, manipuladora, fría y calculadora. Boomerang es un bocazas que mete en problemas a quien le haga demasiado caso. Esta Encantadora quizás es poco reconocible como la June Moon de la etapa de Ostrander, pero tal vez porque en el film su historia está fundida con "Nightshade Odyssey" de Escuadrón Suicida nº 14-15 (Junio-Julio, 1988) la trama de la película. El Joker se acerca al de Scott Snyder más que a ninguna otra versión, y aunque la historia de amor entre él y Harley es menos tóxica para la Doctora Quinzel que en los comics y los dibujos, ella es divertida y peligrosa (incluso más divertida que el Joker). El Deadshot de Will Smith coge prestados elementos del Slade "Deathstroke" Wilson que lo hacen posiblemente más cercano que en los cómics, y sin duda él y Harley son los dos grander protagonistas de la historia... aunque personalmente, del elenco, de quien me gustaría saber más e incluso merecerían películas propias completas, es de Katana y Diablo.

No obstante, la película adolece de graves problemas que no tienen que ver con su fidelidad o calidad como adaptación (dos cosas diferentes). Son problemas de la película: Rick Flag es tan beligerante con el Escuadrón como en los cómics, pero su falta de carisma como lo interpreta Joel Kinnaman es alucinante. Su historia de amor con June Moon, por otro lado, es de lo más artificial visto en la pantalla grande, e incluso un personaje terciario como el SEAL de Scott Eastwood tiene más personalidad y atractivo como personaje que él, por lo que se convierte en uno de los grandes lastres del film. 

Muchas escenas de acción están rodadas con elementos que las ocultan, desde encuadres demasiado cercanos a la pelea hasta partículas atmosféricas (niebla, lluvia, oscuridad) que las esconden: no es problema sólo de este film, pero por mucho realismo que pueda darle a la lucha, los espectadores QUEREMOS VER LO QUE PASA. La falta de ritmo, en cambio, sí que es problema propio del film que dirige David Ayer: todo lo peor en ese campo lo encontramos precisamente en la gran lucha final, con objetivos poco claros, muchos personajes inútiles, y un GRAN momento de "¡ahora es vulnerable!" al que le sigue una parsimoniosa apertura de mochilas para elegir bien las armas con las que emprender el ataque. ¿HOLA? ¡QUE HAY PRISA! Y para colmo, la mayoría de los enemigos son todos absolutamente iguales, lo que dificulta aún más el seguimiento de la progresión de las batallas.

Los diálogos del film también se verían beneficiados con recortes que los hicieran más picados (e ingeniosos): les sobran reflexiones y tiempos muertos. Y para colmo, hay secuencias que vimos en los trailers que parecen hechas exclusivamente para el trailer y que no tienen gran continuidad, ni antes ni después, con la película.

¿Así que? Muy desigual. Cinematográficamente pobre. Como adaptación, notable. Como película del UCDC, amplía el mundo de juego. Abre posibilidades interesantes (podemos haber visto el origen del proyecto OMAC, por ejemplo), pero requeriría un remontaje importante (en el que más será menos: para ser claros, el montaje del director debería ser más CORTO que la película original) para dejar de ser una mala película con buenos personajes.

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