25 octubre 2013

29 para 50 - Pero, ¿50 años de quién? (y II)

Ayer por la tarde, en la librería Laie CCCB, intentamos desmontar todos los prejuicios sobre Doctor Who y demostrar, de una vez por todas, la importancia de su 50º aniversario y por qué merecen celebrarse las 5 décadas de esta serie.

En primer lugar, os dejo la conferencia (en catalán), muy amablemente grabada por Eldaya Buchan. El sonido es ambiente y va como va. Os lo resumo todo debajo.


Esto aquí no nos va...
Vamos, que si nos sacas de Los Serrano, Escenas de Matrimonio, El Comisario o como mucho ficción histórica a lo Isabel o Cuéntame, en España no funciona. Y sin embargo, está claro que hoy el fantástico funciona en nuestro país, la evasión tiene un lugar importantísimo en nuestras pantallas: Érase Una Vez, Juego de Tronos, The Walking Dead, American Horror History. Y remontándonos al pasado las Historias para no dormir de Chicho, Star Trek, Autopista hacia el cielo, El Coche Fantástico, El Halcón Callejero, El Gran Héroe Americano... Esto aquí también nos va.

Es que es muy larga. No me puedo incorporar a una serie en la temporada 30
Sí que es larga: mucho. Según el libro Guinness de los récords, Smallville se ha convertido en la serie de ciencia ficción con más capítulos continuados (sin desaparecer ninguna temporada), sumando 218. Pero el libro Guinness se equivoca, porque Doctor Who supera eso: concretamente lo supera sólo con los dos primeros Doctores que suman 253 episodios (y es difícil rodar de manera más CONTINUADA que las maratonianas sesiones que soportaban William Hartnell y Patrick Troughton). Si contamos el total de la serie, el episodio de estas navidades será el número 800.

Así que sí, la serie es muy larga. Pero precisamente se caracteriza porque, cada cierto tiempo, ofrece nuevos puntos de entrada para el que quiera incorporarase. Con cada nuevo Doctor, por ejemplo.Con la división entre la serie "clásica" y la "moderna". Con eventos como el especial del 50º aniversario, planteado según Steven Moffat para que el que nunca ha visto la serie se sienta atraído a hacerlo.

Es que es muy antigua.
Su rol como serie sobre viajes en el tiempo ha permitido a Doctor Who no anclarse en modas y en maneras  sino que le ha permitido aprovechar la gran calidad de la BBC en las producciones históricas (visitaran a los romanos, los aztecas o la Comuna de París). Además, Doctor Who ha ido adaptándose a los tiempos. Era una gran serie de aventuras históricas y espaciales con tintes educativos en los 60, pasó al color y se convirtió en una serie de acción en los 70, tocó una ciencia ficción más dura y unas tramas personales más complejas y oscuras en los 80, se renovó en la película de los 90, y es una serie plenamente del siglo XXI desde su retorno a manos de Russell T Davies. Probablemente, y aparte de los culebrones de emisión diaria, sea la serie que mejor ha sabido adaptarse al momento que vivía y a la gente que lo veía. E incluso en algunos momentos ha sido pionera e influencia clara, como es el caso por ejemplo de la relación que se establece entre algunas escenas emblemáticas de The Seeds of Doom (1976), del Cuarto Doctor, y el film Alien, el Octavo Pasajero (1979).

De hecho, las primeras temporadas en blanco y negro no son precisamente las que tenían menos contacto con "la realidad", con capítulos como The War Machines del Primer Doctor o The Invasion del Segundo muy en contacto con la cultura joven de su momento.

Los efectos especiales son muy malos. Los decorados se tambalean.
Por lo general, los efectos especiales del Doctor Who más clasico, de los cuatro primeros Doctores, podía competir con cualquier otra producción televisiva de ciencia ficción de su época, incluso aquellas con presupuestos mucho mayores como Star Trek. En el caso de los modelos de naves espaciales y en genral el trabajo con maquetas, la serie ha destacado favorablemente a lo largo de los años. ¿Hubo fracasos? Sí, desde los Zarbi de The Web Planet (1964) hasta el tentáculo de Spearhead from Space (1970), la roca de porexpan de Genesis of the Daleks (1975), o el más llamativo de todos, los reptiles de Invasion of the Dinosaurs (1974). La introducción del proto-chroma, el CSO, tuvo sus más y sus menos, con grandes decorados virtuales como los de The Claws of Axos (1971) y otros muy mal aprovechados, como en The Pirate Planet (1978). Igual ocurrió con la conciencia Nestene de Rose (2005), un mal uso del CGI que después ha sido corregido: en general, los efectos especiales digitales de la serie moderna destacan por su calidad, y hoy se atreve más que dignamente con flotas espaciales y combates contra Spitfires, triceratops montados por los actores o escenas de regeneración explosivas.

Y en cuanto a los "decorados bamboleantes": se han contado y no llegan a una docena de episodios. De 800.

¡La BBC destruyó 100 de sus capítulos!
Cierto, pero no porque menospreciara su contenido. Como ya comentamos hace algunos días, la culpa, en el fondo, como decía Max Bialystock, es de los actores... 

Siempre es lo mismo.
Exploración, rescates, salvar el mundo, desmontar una conspiración, evitar una guerra, cambiar la historia, encontrar un cristal, derrocar a un emperador. Doctor Who va de mucho más que rescatar a la chica o derrotar a los daleks: hay centenares de monstruos distintos (literalmente centenares) en esta serie, y ha sabido tanto renovarse continuamente como volver de vez en cuando al terreno familiar para los fans.

Y no hay mayor renovación, y esa es una de las claves para la longevidad de la serie que la hace única, que la que se les ocurrió cuando MATARON al protagonista y la cambiaron por un nuevo actor. La regeneración no sólo del actor sino de la serie, permiten que la serie y el personaje sigan siendo los mismos pero siempre distintos. ¿Hubieran aguantado Walter White o Tony Soprano 800 episodios? Nunca. Ni estaban diseñadas para eso sus historias, ni hubieran tenido gracia como saga sin fin. Pero en el caso de Doctor Who ha sido su manzana dorada, su elixir de la inmortalidad, su hecho diferencial. Un golpe de genio.

Pero, pero... ¡es demasiado británica!
En España hemos disfrutado las producciones británicas durante décadas: Yo, Claudio, Arriba y Abajo, Enano Rojo, Downton Abbey, Eastenders, Merlín, Mr. Bean, Apartamento para tres, Los Roper, Tenko, Allo, Allo, La Víbora Negra... Doctor Who es un icono en el Reino Unido, pero aunque sus aventuras transcurren con más frecuencia en las cercanías de Londres (o de Cardiff), no ha dejado de visitar España, Francia, Estados Unidos, México, Holanda y, por supuesto, docenas de planetas alienígenas.

No se entiende.
Bueno... ¡de acuerdo! ¡NO TODO SE ENTIENDE! Pero esa es una de las gracias de la serie: no se preocupa por explicarte todos los detalles, no te da todas las claves, no resuelve todos los misterios. A veces se trata de verdaderos y problemáticos agujeros de guión, pero otras se trata de la gran panorámica, de algo que se resolverá 2 capítulos ó 4 años después, sea el misterio de una acompañante que ya ha muerto dos veces, una voz misteriosa que se oye en la TARDIS provocando su destrucción o la consecuencia de las acciones del héroe en una encarnación pasada.

No es necesario entenderlo todo instantáneamente, ni siquiera llegar a entenderlo del todo: hay que disfrutar del viaje, de cada viaje, aprender de cada encuentro, emocionarse por cada altibajo, sorprenderse por cada descubrimiento (que antes no nos hayan destrozado las oleadas de trailers y spoilers que, a veces, nos bombardean).

Y ahí estaréis: tú y Doctor Who. La mejor serie de toda la historia.

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