20 junio 2013

Un vistazo a.../y 12: Algo Azul

Los primeros en instalar un teléfono en la calle para llamar a la policía fueron los estadounidenses: en 1877, apenas un año después de que Graham Bell patentara el invento, la ciudad de Albany (Nueva York) ya tenía uno. Durante los años siguientes la costumbre fue extendiéndose por otras ciudades de la Costa Este: Washington, Chicago, Detroit, Boston…

En 1891 las cabinas llegaron a Gran Bretaña. La pionera fue Escocia: en Glasgow se instalaron varias cajas hexagonales de hierro de unos dos metros de altura sobre las que destacaba un farol de gas. Un agente de policía podía abrir la puerta con su llave, entrar, y usar el teléfono para contactar con la comisaría. Disponían de un mecanismo que permitía encender automáticamente el fanal para avisar a cualquier policía en las inmediaciones de que debía llamar a la central.

Esa forma hexagonal primitiva ha continuado presente en el interior de la TARDIS, tanto en la consola central como en la decoración de las paredes de la gran mayoría de sus versiones.

Las primeras cabinas rectangulares pudieron verse al noreste de Inglaterra, en Sunderland desde 1923, y en Newcastle, en 1925. A Londres no comenzaron a llegar hasta 1928, y no estuvieron definitivamente implantadas hasta 1937, gracias a la acción de los comisarios Byng y Trenchard. Entre los varios diseños que aparecieron en los primeros tiempos, el que más éxito tuvo fue el de Gilbert McKenzie Trench en 1929.

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Y hasta aquí han llegado las previas de los 12 ensayos que componen Algo nuevo, algo viejo, algo prestado, algo azul. A partir del 3 de julio podréis encontrarlo en librerías "selectas", y desde ya mismo podéis reservarlo (con 3 postales de regalo para los 100 primeros) en nuestra tienda online.

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