03 junio 2013

Un vistazo a Algo Azul/1: James Poppins Gandalf

El origen escocés. La familia noble. Vesper Lynd. Teresa di Vincenzo. ¿Cuántas veces puede repetirse la misma historia? Sin embargo, nosotros sabemos que hay una palabra que concilia perfectamente el cambio en el aspecto (¡y en la personalidad!) de Bond. Y esa palabra es, claro, regeneración.

En efecto, cuando hablamos de Bond estamos hablando de un Señor del Tiempo, según la investigación que hemos llevado a cabo, estudiando meticulosamente la documentación desclasificada con cuentagotas a lo largo de las últimas décadas por distintos ministerios británicos (vid. Informes “DOCTORNO1” a “SKYFALL50”). Atendiendo a la nomenclatura que manejaban sir Ian Fleming y Alberto Broccoli, probablemente los dos compañeros que más tiempo pasaron con este gallifreyano, nos referiremos a las regeneraciones de 007 como “Sean” (su cuerpo original, o al menos el primero con el que lo encontramos en la Tierra[1]), “George”, “Roger”, “Timothy” (hay dudas de la ubicación de esta regeneración, como también veremos), “Pierce” y “Daniel”.



[1] Hay quien señala que el Primer Bond estuvo muchos más años de los que se podría creer oculto entre nosotros, bajo el nombre de Juan Ramírez, un hidalgo español del que existen rastros al menos desde el siglo XVI. Aunque no queremos descartar del todo esta posibilidad, cabe recalcar que la misma se sustenta casi por completo en un par de retratos realizados en la época al caballero, poco concluyentes para establecer una evidencia firme.

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